Sartre y la revisión del mito de Electra: Las moscas

[…]   Electra (que lleva un cajón, se acerca sin verlos a la estatua de Júpiter): ¡Basura! Puedes mirarme, sí, con esos ojos redondos en la cara embadurnada de jugo de frambuesa; no me asustas. Dime, vinieron esta mañana las santas mujeres, los cascajos de vestido negro. Hicieron crujir los zapatones a tu alrededor. Estabas contento, ¿eh, cuco? Te gustan las viejas; cuanto más se parecen a los muertos más te gustan.

J.P. Sartre / Las moscas

El de Electra es uno de los grandes mitos de la literatura griega. Cuenta que Electra y Orestes eran hijos de Agamenón, rey de Micenas, y de la reina Clitemnestra. Amante esta del ambicioso Egisto, ambos deciden asesinar al rey y a su concubina, Casandra. Electra consigue poner a salvo a su hermano Orestes, que por entonces es sólo un niño, para pasar después años sufriendo las humillaciones  infligidas por su madre y padrastro, alimentando su odio con la única esperanza de que su hermano regrese a vengar la muerte de su padre.

Como tantos otros mitos griegos, el de Electra ha sido tomado por la psicología para describir el momento en el que algunas niñas demuestran una predilección o enamoramiento del padre, llegando incluso a sentir celos o rivalizar con la madre. En literatura, las primeras obras teatrales basadas en este mito fueron las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, presentando algunas diferencias entre ellas en cuanto al desarrollo de la historia y fortuna de los personajes.

Las moscas es una de las piezas menos conocidas de Sartre (en España y en castellano sólo he conseguido encontrarla editada por Losada). Personalmente la considero una de las mejores del autor, y mi favorita.

Sartre no concibe escribir para entretener, sino para despertar conciencias. Como escritor comprometido con su pensamiento e ideología política, en Las moscas retoma el mito de Electra para hacernos llegar su visión el ser humano y de la sociedad. Escrita en 1943, el tema fundamental que se trata es la libertad y la responsabilidad que conlleva ser libre. La valentía de serlo, el derecho a tomar decisiones y el deber de asumir las consecuencias de nuestros actos. La soledad.

Cualquier lector encontrará en esta obra un rechazo a la manipulación. De una primera lectura –quizás más evidente- , el rechazo a la manipulación religiosa. Los personajes de Las moscas viven temerosos y paralizados ante un dios (Júpiter) que se crece y alimenta de sus culpas (las moscas que apestan la ciudad en forma de plaga).  Profundizando un poco más y sabiendo que la obra fue escrita en plena ocupación nazi de Francia, podemos encontrar en ella otros significados, más sutiles. Además de afirmar que el Hombre no debe ser maniatado por un poder religioso (Júpiter), Sartre pone en evidencia otro poder manipulador, el político (Egisto):

[…] Egisto: Por un hombre muerto, veinte mil sumidos en el arrepentimiento; ése es el balance. No hice un mal negocio. Sin embargo, hay algo que perturba a ambos: la libertad del hombre, que los dos conocen pero que los hombres ignoran. Si lo supieran pegarían fuego a las cuatro esquinas de mi palacio. Hace quince años que represento una comedia para ocultarles su poder.

El rechazo de Sartre a cualquier forma de totalitarismo, político o religioso, que prive al hombre de la plena conciencia de su libertad, es una constante en toda su obra. Como muestra, un botón: la pequeña pieza Las moscas es una lectura totalmente recomendable y de las que te dejan pensando. Y no hay tantas.

3 comentarios

  1. Esta interpretación de Las Moscas es mucho mejor que la de Wikipedia que ensalza la posición de Elektra al final de la obra. Pienso que al aceptar su culpabilidad ella opta por no ser libre y seguir siendo sometida por los dioses, a diferencia de Orestes que acepta la consecuencia de sus actos, aunque éstos hayan sido terribles pero en pleno ejercicio de su libertad.

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