Las once mil vergas. Guillaume Apollinaire.

Cuando en 1907 la novela Las once mil vergas vio la luz por primera vez, lo hizo de forma anónima y bajo una edición no registrada. Se la definió en su momento  como «Más fuerte que el marqués de Sade» y, si tomamos la palabra «fuerte» con el sentido que modernamente solemos darle, no se puede sino estar de acuerdo. Apenas hay introducción y ninguna tregua.  Desde el primer párrafo asistimos a una mezcla caótica pero extrañamente armosiosa de (por qué no ser fiel a las palabras de Apollinare) descargas, azotainas, enculadas, mosdiscos, penetraciones y masturbaciones, protagonizadas por el príncipe rumano Moni Vivescu y por una sucesión de condes y condesas, niños, ladrones, prostitutas, peluqueros, masajistas, sirvientas y asistentes de cámara. Y ovejas.

Apollinaire by Picasso

Habrá quien quiera ver vulgar y hasta denunciable pornografía en la obra de Apollinaire. He leído también opiniones que lo unen al simbolismo y surrealismo. La mía es que la lectura de Las once mil vergas debe hacerse desde desde el humor, desde la curiosidad e inocencia si cabe. Siendo así me parece imposible ofenderse y no disfrutarla.

Curiosidades sobre Apollinaire: El affaire des statuettes. Es conocida la amistad y correspondencia que unieron a Pablo Picasso y Apollinaire. Géry Pieret, un protegido de Apollinaire, fue acusado de robar una serie de estatuillas ibéricas del Louvre, algunas de las cuales fueron compradas por Picasso. Tras la desaparición de la Mona Lisa del Museo en 1911, Pieret filtró sus propias conclusiones sobre el robo a los periódicos y Apollinaire fue detenido. Picasso fue llamado a declarar, y una vez en comisaría, ante un Apollinaire esposado y abatido, negó al parecer conocerle: “No le he visto en mi vida”. La completa ausencia de mensajes desde entonces, en septiembre de 1911, hasta mayo de 1912, indicaría un alejamiento temporal entre los amigos.

5 comentarios

  1. A mi lo que siempre me ha llamado la atención es que en el baremo del sexo existe una distinción de classe social. De echo refleja el «todo vale» burgués, y la verdad conecta bastante con el tema pseudoético de «eres libre de hacer lo que quieras» del neoliberalismo que hoy impera. Lo que quiero decir es que, que pasa? que solo follaban los nobles? Y los campesinos monogamia!

    Iré echando un vistazo compañera!

    salud!

    • Yo creo que, precisamente, hay cierta crítica al comportamiento burgués y a sus hábitos. El hecho de no tener ocupación alguna los convierte de alguna manera en brutos que van más allá de cualquier límite para librarse de la monotonía (habla de esta monotonía en varios momentos del libro). Los campesinos, como dices, no tenían tanto tiempo para aburrirse.

    • Lástima que llego tarde. Pero quisiera responderle rspetuosamente al joven de arriba, cuyo nombre no me es posible reproducir, y también a DQl. Este libro es inclasificable porque es, al mismo tiempo, una obra erótica y una parodia de la literatura erótica y transgresora anterior., Sade, Sacher Machoch, Lautreamont. Con respecto a la relación entre esta literatura erótica y la organización social burguesa, habría que deslindar algunos contextos. Lo que dice el muchacho de arriba resulta relativo. Según Marcuse, (creo que en «Eros y civilización») era en las clases bajas desde donde resultaba posible esperar «novedades» en el comportamiento sexual, porque, si bien la aristocracia tenía más «posibilidades», también estaba limitada por los códigos de la casta, del linaje (p.ej. los matrimonios arreglados). Es verdad que en Sade y Apollinaire son los nobles los que ejercen el dominio sexual, pero las libertades controladas que la sociedad liberal permite en el ámbito sexual coexisten con el excedente de represión existente en esa misma sociedad. El dinero va unido a la depravación, pero, como sugiere DQL., mostrar eso cínicamente lleva implícita una actitud crítica.

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